A las 21.00h, impacientes, esperábamos en el gimnasio a que estuviéramos todos y comenzara la velada. Vamos dejando las mochilas, comentamos qué pijama nos hemos traído, nos enseñamos las linternas tan chulas que tenemos… Y nos vamos al patio grande ¡a jugar!

 

Primero, entre todos, buscamos a la lechuza “Bea”. Se había escondido en su casita y debíamos encontrarla… porque, al verla, nos quedaríamos con ella hasta que estuviéramos todos. Más tarde, ya a la luz de la luna, jugamos al “escondite con cuenta atrás” tan esperado… ¡cómo nos gusta eso de que se la liguen los monitores! Alumbrándoles con la linterna cuando les descubríamos, debían volver al círculo inicial, pero si no eran descubiertos… a la voz de “los sueños, sueños son” debían volver todos rápidamente y salir de sus escondites; ahora tendrían menos tiempo para esconderse.

 

Poco a poco los más peques iban pidiendo dormir. Nos fuimos todos al gimnasio a preparar nuestras camitas.

 

Cuando ya estábamos todos listos para emprender el viaje en nuestros sueños,  nos contaron dos cuentos. Todos calladitos la escuchamos.

 

Una noche sin complicaciones. Alguno revuelto dentro de su saco sin encontrar la salida, otros algo enfadados con su sueño se lo hacían pagar al de al lado… pero todo dentro de la magia de dormir todos juntos compartiendo nuestros sueños.

 

Al día siguiente, tras asearnos y llenar la panza de churros y chocolate, comentamos qué habíamos soñado. Muchos fueron los que no se acordaban pero los que sí, lo compartieron con nosotros. Iñigo tenía muy claro que se lo había pasado genial siendo un “pollito de los Angry Birds”, Pepe cumplía su sueño siendo como Iker Casillas, Millán marcaba 20 goles, Julieta entraba dentro de la TV… y para Esther, las cartas con las que habíamos jugado antes de dormirnos cobraban vida y sus personajes se hacían realidad.

 

Un sinfín de sueños, todos únicos.

 

La gran interpretación que ellos le dan es lo importante. No tratemos de explicar los sueños, quedémonos en la magia de lo indescifrable porque… “los sueños, sueños son”.

 

Bea (soñadora del Camilo)