El cole Camilo José Cela se ha convertido estas vacaciones de Semana Santa en un colegio de magia y hechicería. Estaba lleno de pequeños magos dispuestos a crear grandes conjuros y convertir a los amigos en todo tipo de animales… pero sobre todo, venían cargados de ilusión.
El primer día nos dimos la bienvenida y decoramos nuestro colegio de magia. Pintamos unos murales llenos de brujas, castillos, monstruos y demás seres aterradores. Más tarde, jugamos todos juntos a “convertirnos” en magos y magas que debían sortear una seria de obstáculos, incluidas unas lechuzas muy revoltosas.
Después de comer, comenzamos a fabricar nuestro atuendo. Las varitas nos quedaron muy chulas y las capas estaban llenas de colores y energía; todo listo para ser unos grandes magos.
A la vuelta del fin de semana, el lunes comenzamos con el entrenamiento del “vuelo en escoba”. Alguno lo pilló antes que otro, pero al final todos éramos unos expertos; incluso ¡hacíamos piruetas! Por la tarde terminamos nuestro disfraz, ya sólo nos faltaba el gorro.
El martes, amaneció muy lluvioso, pero a pesar de las condiciones atmosféricas, todos los magos nos fuimos de excursión al “Bosque prohibido”… Una vez allí, dentro de la cabaña, nos explicaron muchas cosas interesantes de los animales invertebrados y después, con arcilla, hicimos una pequeña arañita.
Una vez la tripita llena, convertimos un simple rollo de papel higiénico gastado en un pequeño mago. Lo pintamos, decoramos, pegamos… para luego jugar con él.
El día esperado llegaba. Nos teníamos que preparar con todos nuestros atuendos para participar en el Gran Torneo de Magos. Volamos con los ojos cerrados, buscamos los objetos mágicos, afinamos nuestra puntería, construimos un castillo, adivinamos cosas que pintábamos y pensábamos… y todo… ¡por arte de magia!
Y por último, después de descansar unos días, el lunes disputamos un gran partido de Quidditch en el que todos participábamos. Los más pequeños se encargaban de despistar a los oponentes lanzándoles pelotas mágicas, los medianos se encargaban de sortear a los enemigos y llegar al campo contrario para marcar puntos y los mayores defendían las porterías. El gran trabajo en equipo hizo que el partido estuviera muy disputado y hasta que el gran mago “Raúl” no atrapó la “Snitch dorada”, no se decidió la victoria.
Ha sido una experiencia en la que todos, niños y mayores, hemos revivido la ilusión que la magia transmite.
BEA (Maga-monitora)
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