Después de mover el esqueleto, hemos recibido una orden muy clara del capataz: debíamos ayudarle todo el pueblo de “Lorenzuriaga de Arriba” a recolectar todos los frutos posibles y a recoger el ganado.
Para ello y en una gymkhana, todos los habitantes, tanto pequeños como mayores, hemos ido superando una serie de pruebas, en las que obteníamos unos puntos en forma de vegetales para sumar a nuestra cesta.
En la primera prueba hemos ayudado al capataz a meter a todas las ovejas en su redil. Los más pequeñitos hacían de ovejitas, balando “meee” o “beee”, y esperaban a que los ganaderos, medianos y mayores, les condujeran a sus rediles.
Seguidamente, todo el pueblo dividido en dos equipos ha tratado de “luchar por el melón”. El equipo que consiguiera llevar el “melón” a su huerto era el ganador.
Después, divididos en cuatro grupos, hemos tratado de morder las manzanas que colgaban de nuestros “árboles” y, una vez terminado esto, hemos formado unas filas perfectas en las que nos pasábamos un montón de globos de agua. Las “uvas” debían llegar intactas a los barreños. La vendimia salió estupendamente pero… algún grupo ha terminado algo mojadillo.
Más tarde hemos afinado nuestra puntería lanzando una ficha al vegetal indicado por la “anciana Janire” y jugado a la zapatilla por detrás con un globito de agua.
Y por último, y como nuestro capataz ordenaba, hemos trasportado la mercancía que nos ha encomendado y pinchado un montón de “frutos” colgados en la pared a modo de gallinita ciega. Los más peques, guiados por los mayores, con los ojos vendados y armados con un punzón, trataban de pinchar los globos pegados en la pared. Había que afinar la puntería porque algunos… ¡tenían sorpresa!
Durante toda la gymkhana nos lo hemos pasado muy bien. Hemos fomentado mucho el “trabajo en equipo” y hemos cumplido las misiones encomendadas por el capataz.
Por la tarde, después de disfrutar del puré de verduras y el pollo asado, los más peques se han convertido en expertos hilanderos. Armados de cartón y lana, venciendo a los nudos y enredos, todos han conseguido tejer su telar.
Y los mayores han terminado de fabricar y pintar los juegos tradicionales que usaremos para la gran gymkhana del viernes: bolos, la rana, conos, aros…
Un día largo pero lleno de risas e ilusión.
Bea (monitora del Lorenzo Luzuriaga)
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